domingo, diciembre 23, 2007

Regalando sonrisas

Extrañamente los mejores días de mi vida, en los cuales he sido REALMENTE feliz han sido:
1. Recibiendo a Dios, el encuentro en octubre.
2. Sirviendo, hoy, regalando sonrisas.

Jorgito Drexler, como anteriormente había blogueado enunció:

Cada uno da lo que recibe
Luego recibe lo que da
Nada es más simple
No hay otra norma
Nada se pierde
Todo se transforma

Y así sucedió, ayer por (sábado) por andar regalando piñas, una personita, me hizo una invitación, sin tan siquiera yo pensar que me iba a regalar uno de los días más preciosos de mi vida.

-Sergio vos no querés ir mañana (domingo) al pintacaritas?
-Di... está bien...

Y nos fuimos... Llegué al Giratablas por un traje y salí vestido de reno, destino: la plaza de la cultura. Tomamos un bus un grupo de gente, el chofer del bus dijo:

-El venado paga doble.

Llegamos a la parada de bus de San Pedro y caminar tres cuadras hasta la plaza de la cultura fue toda una travesía, se me hizo bastante largo. Al principio una mezcla de vergüenza, pena, susto, nervios. La salvada era que mi traje me cubría por completo la cara y no se notaba la angustia interna y la mezcla de todos los sabores que dan los nervios en mi cara.

Llegamos: ayudantes de santas, duendes, colachos, esposa de colacho, hada, soldadito, un árbol de navidad, melcocha , grinch y el reno (aka venado). Nos pusimos a bailar, hacer ruedas, jugar rayuela, suiza (bueno eso que los ticos conocemos por saltar la cuerda), pintar caritas, todo con el único fin de regalar por 3 horas sonrisas a cualquier chiquito que estuviera en la plaza de la cultura.

La verdad fue fenomenal, y ahí aprendí que TENGO que llegar a ser papá, porque cada vez que un chiquito llegaba y me abrazaba a mí se me iba un pedazo del alma.

Llegaron mis papás con mi sobrina. Mi sobrinita sólo me decía, ¡Sergio qué bañazo! Y yo pensaba lástima que yo le dije eso mismo a mi papá cuando tenía la edad de mi sobrina. Hace 12 años era yo quien se apenaba de las cosas que hacía mi papá, para regalar un poquito de su corazón y yo también me avergonzaba y le decía: ¡Papi qué bañazo!. Por eso, Papito, hoy ve el fruto de su esfuerzo, hoy ve lo que usted entre bañazo y bañazo sembró en mi ser, hoy su yo el que tuvo la oportunidad de regalar un poquito de mi corazón. ¡Te amo!

Entre Santa y el reno se disputaban el rating y entre los dos hacían un gran chou. Las luces de flashes que cada cámara lanzaba. Al chile que nunca me habían tomado tantas fotos, ya sé lo que sentía Soda Stereo porque me sentía del Jet-Set. ¡Qué va a hacer un famoso jugador de fútbol contra la turba de personajes en la plaza de la cultura!

Al final, con orgullo me quité la parte de la cabeza del traje y caminé sacando pecho hasta tomar de vuelta el bus de San Pedro. Y después de quitarme la ropa, el traje y volví a ser "Sergio", evidencié el poder de un personaje. Y por dentro mi alma ahora grita y llora: ¡Otra, otra, otra! Y en serio, ojalá se vuelva a hacer. Entre el sauna que sufrí dentro de un traje de reno/venado, sólo no podía creer la dicha que era ser feliz regalando sonrisas.Amen.

Fotox:





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Pd: Como es costumbre este post se lo quiero regalar a (aunque sean solo unas palabritas) a la muchacha que regaló una invitación (a cambio de unas piñas), para sentir la dicha de estar vivo. A pesar de que tal vez nunca lea estas letras, al menos las palabras no serán prisioneras de mi mente, y por lo tanto del olvido. Hoy inmortalizo mi agradecimiento hacia vos, y en serio qué barato sale ser feliz.

De: Dasher o Dancer o Prancer o Comet o Cupid o Donner o Blitzen o Vixen o inclusive Rodolfo.
Para: La hija menor de santa.

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