Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;
Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,
O el hijo de hombre, para que lo estimes?
El hombre es semejante a la vanidad;
Sus días son como la sombra que pasa.
Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;
Toca los montes, y humeen.
1 comentario:
que lindo eso , siempre me termina llenado de paz!
Acá está el tamalito suyo o si quiere una piña como decimos pero no te garantizo que te salga "un mudito" pura masa con frijol... Los animales muertos siguen sin gustarme...
besotes pececito!
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