"Cada palabra es de una belleza insultante, cada verso es una obra de arte".
Y bueno he aquí la historia de Peces de Ciudad:
Los Peces de ciudad nacieron en Lima. En un maravilloso hotel que está justo en el centro de Lima. Creo que el hotel se llama Gran Hotel Bolivar o algo así. Un edificio antiguo, precioso, decadente, maravilloso, con unas habitaciones llenas de magia. Ahí nacieron los peces, en la habitación de Joaquín.
Joaquín siempre tuvo debilidad por Dylan y por una canción de Dylan llamada "To Ramona". Y yo siempre tuve verdadera obsesión porque Joaquín compusiera algo del estilo de "To Ramona" pero en plan sabinero. Era una meta que me puse el día que Joaquín me contó su adoración por Ramona.
Joaquín y yo viajamos a Lima para la inauguración de un enorme parque muy céntrico del que no recuerdo el nombre. Teníamos que tocar y tocamos un par de canciones en directo. Pero la estancia duró varios días. Estuvimos en Lima 4 ó 5 días invitados por la municipalidad limeña si no recuerdo mal y en esos días fueron gestados los peces.
Todo el mérito de esa canción lo tiene Joaquín aunque compartamos la autoría, aunque la firmemos los dos. Mi único mérito fue empezarla. Agarré la guitarrita en mi habitación, recordé el ritmo de "To Ramona", estuve un rato peleando con unos acordes que me parecieron hermosos, y me planté en la habitación de Joaquín para enseñarle lo que estaba haciendo. A Joaquín le encantó y se quedó con la copla. Creo que al día siguiente la tenía medio hecha.
Pasamos una noche entera de esas que recuerdo con muchísimo cariño, en la habitación de Joaquín, tomando whisky, buscando rimas, dándonos abrazos...Joaquín me decía "busca una palabra en "U" para situar El Dorado...yo le decía Moscú, Kabul, etc etc...y él, brillante como siempre, acababa por decir "El Dorado era un champú"!!!!!! y gritábamos de placer, y nos abrazábamos y nos besábamos y nos emocionábamos mientras componíamos una belleza de canción. Una gran canción.
Fue una auténtica fiesta la creación de Peces de Ciudad. Y fue un auténtico regalo para mí haber estado presente y haber puesto mi granito de arena...alguna palabra la sugerí yo y alguna se quedó.
Creo que es una de las grandes canciones del repertorio de Joaquín y de la música española. Los que somos habituales a la hora de trabajar con Joaquín (gente como Olga, Antonio, yo mismo) no dejamos de emocionarnos cada vez que la cantamos en directo. Y siempre pedimos que esté en los repertorios de todas las giras desde que se compuso. Es la que nunca falla, la que siempre está o la que siempre queremos que esté.
Incluso el mismo Joaquín tuvo que parar la grabación de la voz de esa canción por un inesperado ataque de emoción, momento que, por cierto, tengo registrado en vídeo.
Os pido cinco minutos para que volváis a escucharla y volváis a paladearla. Cada palabra es de una belleza insultante. Cada verso es una obra de arte. "En la fatua Nueva York..."
Habitualmente Joaquín y yo trabajamos de otra manera en cuanto a la composición. Él me suele dar una letra y yo me curro la música en mi casita con mi guitarrita. Ahí hago todo lo que puedo y, cuando ya no puedo seguir avanzando, se la llevo a Antonio o a Joaquín y ya juntos hacemos el resto. Lo digo por un debate que se originó en la página web de Sabina acerca de cómo componíamos las canciones. La mayoría de las canciones que he compuesto con Joaquín fueron hechas así. Joaquín me da un papel con la letra y yo en mi casa le pongo la música. No suele decirme en qué estilo la quiere. Me deja que trabaje. Luego se la llevo y si le gusta se queda. Y si no le gusta, tiramos por otro lado y ya está.
Ya os contaré cómo hicimos alguna otra...cada una con su pequeña historia. Ya llevo más de 80 hechas con Joaquín y creo que "Peces de Ciudad" está entre mis preferidas sin duda, entre las 5 que más me gustan
Tomado de: http://panchovarona.blogspot.com/2008/01/peces-de-ciudad.html
Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la Gare de Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y fugaz como el sol
del veranillo de San Martín
Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.
En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la Estatua de la Libertad
Pero en Desolation Row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar.
Y en el coro de Babel
desafina un español
no hay más ley que la fiebre del oro
en las minas del rey Salomón.
Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel
Por mis sueños va ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.
Y cómo huir cuando no quedan islas
para naufragar
al país donde los sabios
se retiran del agravio
de buscar labios
que sacan de quicio
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad,
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras de suelo,
que no merecen nadar.
El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
en Komala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.
cuando en vuelo regular,
pisé el cielo de Madrid,
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la Gare de Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y fugaz como el sol
del veranillo de San Martín
Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.
En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la Estatua de la Libertad
Pero en Desolation Row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar.
Y en el coro de Babel
desafina un español
no hay más ley que la fiebre del oro
en las minas del rey Salomón.
Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel
Por mis sueños va ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.
Y cómo huir cuando no quedan islas
para naufragar
al país donde los sabios
se retiran del agravio
de buscar labios
que sacan de quicio
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad,
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras de suelo,
que no merecen nadar.
El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
en Komala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.
cuando en vuelo regular,
pisé el cielo de Madrid,
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.